Un ejemplo de superación

Con 34 años Blanca Manchón disfrutará en Tokio de sus segundos Juegos Olímpicos. Fue finalista en Atenas 2004 y 17 años después buscará una medalla en la próxima cita japonesa en la modalidad de Windsurf. Desde que logró su clasificación para Atenas hasta ahora ha tenido que recorrer un camino largo y duro. Su mayor éxito llegó en 2016 con el nacimiento de su primer hijo, aunque el embarazo le llevara a perder a todos sus patrocinadores. Ahora, Manchón vuelve con más ganas y con la ilusión de lograr una medalla que, como ella asegura, “será una parte para ADO”.

 

Dentro del mundo del deporte hay muchas historias de superación y esfuerzo llevado a límites difíciles de poder entender. Deportistas que lo consiguen todo y que de un día para otro pasan de estar en la cima al olvido más duro e injusto. Blanca Manchón podría encajar dentro de ese grupo. Pasó de niña prodigio al disputar los Juegos Olímpicos de Atenas con sólo 17 años a tener que pagar de su bolsillo poder ir a competir. Y todo por cumplir su verdadero sueño, ser madre.

Sin embargo, la diferencia entre esos deportistas que pasan del todo a la nada de manera injusta, y no levantan cabeza, y Blanca Manchón, es evidente: La windsurfista sevillana salió adelante cuando todo se le puso negro, cuando nadie apostó por ella. Sólo siete meses después del nacimiento de su hijo se proclamó Campeona del Mundo. Ahora, el sueño deportivo de aquella niña de siete años que empezó a practicar la vela en el río Guadalquivir está un poquito más cerca.

 

¿Cómo fue tu inicio en el mundo de la vela?

Empecé en el río Guadalquivir, en Sevilla, con sólo siete años. Toda mi familia practicaba este deporte. Cuando trajeron las primeras tablas a las costas andaluzas empezaron mis padres y cuando yo tuve la edad para poder comenzar me apuntaron en Sevilla, que era donde yo vivía. De ahí fui avanzando, quería más viento y más olas y me llevaron al Puerto de Santa María.

 

Y del río Guadalquivir… a Atenas 2004

El paso del Guadalquivir a ir a Atenas fue con mucha ilusión y muchas ganas de superarte. Me encanta la competición. Normalmente siempre era la más pequeña del grupo porque empecé muy joven y en este deporte no se suele empezar a esa edad. Iba siempre a remolque de los mayores. Empecé a hacerlo bien y con 16 años entré en el equipo olímpico para ir a los Juegos de Atenas 2004.

 

¿Cómo puedes explicar que de tus primeros Juegos Olímpicos a los segundos, que serán los de Tokio, hayan pasado 17 años?

Es muy difícil clasificarse para unos Juegos Olímpicos en mi deporte. Ha habido muchas selecciones. En mi caso sólo va un chico y una chica y aunque seas primero y segundo en un Campeonato del mundo sólo eligen a una. He tenido mucha competitividad con Marina Alabau y aunque he sido campeona del Mundo y campeona de Europa no tuve tanta suerte en ese proceso de selección. Ahora se me da la oportunidad de ir a Tokio y tengo la opción de pelear por una medalla, que es lo único que me falta en mi carrera. Tengo mucha ilusión y mucha motivación.

 

Después de los Juegos de Río, en 2016, dejas el deporte para cumplir tu verdadero sueño, ser madre. ¿Pensaste en la retirada definitiva o sabías que ibas a volver?

Dejé el deporte con la idea de volver porque me hacía mucha ilusión ir a unos Juegos siendo madre. Uno de mis objetivos en la vida era ser madre y no quería renunciar a ninguna de las dos cosas. Así que después de Río decidí tener a mi hijo, pero no tuve mucha suerte porque perdí a todos mis patrocinadores y tuve que empezar desde cero. Pero después llegaron otros nuevos, gané la selección olímpica y ahora estoy esperando que se celebren. Lo pasé muy mal por todo el tema del covid. Pensé que con todo lo que había tenido que pasar para volver a unos Juegos Olímpicos a lo mejor no se celebraban. Estoy muy feliz de poder estar en Tokio y más con un niño de cuatro años mirándome.

 

¿Te condicionó mucho el nacimiento de tu hijo?

Desde que nació siempre ha viajado por todo el mundo. Con cuatro meses me lo llevé al Campeonato de Europa y con ocho meses estaba en Japón conmigo por el preolímpico. Era una tabla más. Viajábamos el carrito, la tabla, el niño y yo. Siempre he tenido claro que no iba a tener un hijo para dejarlo en casa. En mi familia siempre hemos ido en conjunto. Mis padres me han llevado por todo el mundo a competir y yo quería hacer lo mismo con mi hijo.

 

¿Cuál es tu objetivo para Tokio?

Aspiro a todo. En un deporte como el mío en el que dependes mucho de las condiciones meteorológicas y de cómo te encuentres con tu material hay opciones de todo. Estamos todas muy igualadas. Espero traerme una medalla. Me gustaría mucho poder colgarle esa medalla a mi hijo.

 

¿Algún consejo para las deportistas que, como tú, deciden ser madre estando en activo?

Las mujeres tenemos que elegir cada cuatro años si ser madre o no. En el deporte no existen las bajas maternales. Año que no compites, año que no ingresas nada. Tienes que pensarlo mucho. Cuesta muchísimo, pero se consigue, y la sensación de haber cumplido un objetivo y la satisfacción personal que tenemos es enorme.

 

Entraste al Plan ADO con menos de 18 años… Toda una vida formando parte de la familia ADO.

Llevo con ADO desde que tenía 17 años y para mí lo es todo. Sin la beca no podríamos vivir. Nos costaría dinero competir por España y no tendría sentido. Ha sido uno de los motivos en los que me he apoyado para poder vivir de esto. Estoy super agradecida. Si consigo una medalla en Tokio una parte será para ADO.