Teresa Portela tocará el cielo en Tokio

Teresa Portela es sin ninguna duda una de las deportistas españolas más importantes de la historia. Son muy pocos los privilegiados que consiguen representar a España en una gran cita de carácter internacional. Pero Portela no sólo lleva veinte años en la élite, sino que en su extenso palmarés acumula 15 medallas en Campeonatos del Mundo, 17 en Campeonatos de Europa y cinco presencias en los Juegos Olímpicos. Desde Sídney 2000 no se ha perdido ninguna cita olímpica donde ha logrado clasificarse para cinco finales. Ha sido cuarta, quinta y sexta. En Tokio disfrutará de sus sextos Juegos y buscará su tan ansiada y merecida medalla. Fue madre en 2014. Lleva veinte años formando parte del Plan ADO y no tiene reparos en asegurar que está eternamente agradecida. El piragüismo español no se entiende sin Teresa Portela.

 

Hace muy pocos días que cerraste de forme definitiva tu presencia en Tokio. Ganaste la plaza en los Mundiales de 2019 pero has tenido que esperar dos años para confirmarla. ¿Por qué ha sido así?

En ese Mundial se repartían las plazas para los Juegos y yo logré la medalla de bronce. Pero lo que se conseguía era una plaza para España. Un año después había que hacer un selectivo en el que se decidía quien iba a representar a España. Para los Juegos de Río pasó lo mismo. Yo conseguí la medalla de bronce en el Mundial y conseguí plaza para los Juegos, pero para Río sí que estaba establecido que si ganabas la plaza y lograbas medalla en el Mundial te clasificabas sin necesidad de pasar por un selectivo.

 

Vas a disfrutar en Tokio de tus sextos Juegos Olímpicos, algo que ninguna mujer española ha conseguido nunca. ¿Este es tu principal reto o hay más?

Para mí llegar a Tokio ya era un reto. Estar más de veinte años en la élite es muy difícil y llegar a mis sextos JJOO era un sueño. Pero ahora que ya lo he conseguido quiero luchar por otra final olímpica. Cuando llegas a unos Juegos quieres competir por lo más grande, que es lograr una medalla. Sé que es complicado, pero cuando estás en la final tienes opciones y yo siempre voy con mente ganadora. Claro que va a ser duro, pero yo voy a intentar dar lo mejor de mí. Una prueba del K1-200 suele durar unos 39 segundos. En el Mundial de 2019 fui tercera y la segunda hizo 0,01 segundos menos que yo. Esto es centímetros es muy difícil de medir.

 

En 2013 decides ser madre y tu hija nace en 2014. ¿Desde ese momento cambia mucho tu vida?

Cambia todo al 100%. De repente mi vida cambia. En casa ya no somos dos, somos tres. Tienes una bebé 24 horas, soy madre 24 horas, igual que deportista. Todo cambia, incluyendo por supuesto las prioridades. De repente si mi hija no se encuentra bien yo no me marcho a entrenar. Ella tiene que estar bien y ya veré yo como reajusto mi plan de entrenamiento. Es difícil todo. El descanso es fundamental para nosotros para poder entrenar con calidad. Muchas veces sumando todas las horas de sueño he dormido 4 horas. Ya no puedo comparar nada con mi etapa antes de ser madre. Antes entrenaba, descansaba y el ritmo lo marcaba yo. Ahora el ritmo lo marca mi hija y a partir de ahí yo me organizo. Es difícil, pero también tengo un motivo más por el que pelear. Ella tiene siete años y me gusta que viva el deporte tan de cerca. Quiero que vea que trabajando, una puede conseguir lo que se proponga. Me gusta transmitirle esos valores.

 

A pesar de todo lo que te cambió la vida con el nacimiento de tu hija ahora la satisfacción cuando consigues un éxito se valora de forma muy diferente…

Sin duda. Siempre he disfrutado mucho de todas las competiciones en las que participé y de todas las que gané. Pero no sé el motivo, si me preguntas con qué competición me quedo siempre tiro a las de después de mi maternidad. Seguramente porque sé el esfuerzo que me lleva poder estar bien en todas las facetas de mi vida, como madre, como deportista, con la familia… Por eso cuando llega un éxito lo saboreo mucho más.

 

¿Con Tokio llega el punto final?

En mi cabeza no tengo punto final. Ahora pienso en Tokio, pero no tengo fecha para decir ‘hasta aquí’. En Londres me decían que podían ser mis últimos Juegos, pero yo no me guío por la edad. Me guío por mis resultados, por mis ganas y por mi motivación. Y si uno está bien de salud y se encuentra fuerte, yo seguiré. No descarto llegar a París. En 2023 hay que conseguir la clasificación en el Mundial y sólo tenemos un año en medio. Así que no lo descarto.

 

Llevas formando parte del Plan ADO desde hace 20 años. ¿Qué ha significado para ti?

El Plan ADO lo es todo. Significa que te puedes dedicar 100% a tu deporte. Para mí lo ha sido todo. Conozco casos de gente que tiene que buscar un trabajo y una alternativa para poder entrenar, pero entonces ya no estás al 100% centrada en el deporte y en conseguir tus objetivos. Estoy eternamente agradecida al Plan ADO. Te da una estabilidad muy muy grande.